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Capítulo 1

Tammi

Mi cuello palpita, duele y el piso se siente frio debajo de mis manos; sofocada por la falta de aire producida por el apretón de las manos de mi padre sobre mí, estoy viva. La imponente figura de Alexander interponiéndose entre el ser que me dio media vida y yo, defendiéndome, arrebatando mi aliento a la muerte. Aunque su forma antinatural es tan poderosa, se lo vulnerable que se siente al mostrarse ante mí, incluso si no estoy consciente del todo, veo sus ojos brillando intensamente en medio de la oscuridad de la habitación, hundiendo sus garras en la carne de Charles, arrebatándole la vida y absorbiendo su sangre con rapidez, puedo percibir en él, la necesidad de probarla, los agujeros en su espalda producidos por las balas que el arma favorita de mi padre proyectó en él, sanan conforme el líquido escarlata entra a su sistema. Debería tratar de escapar, debería sentirme asustada, aterrada por la escena tan ruin y sanguinaria que atestiguo, por el contrario, jamás me sentí tan protegida, nunca desee a alguien como lo deseo a él. Ahora no tengo duda, estoy lista para descender al abismo, su abismo, caminar a ciegas en la oscuridad sin importar a donde me lleve. Ahora que estoy cerca de la muerte, viene a mi mente el inicio de nuestra historia, mi historia.

Cuando era pequeña, mi madre siempre decía que todo lo que nos rodea proviene de la ciencia, que todo lo que sucede a nuestro alrededor tiene un fundamento o explicación científica; clavó en mi mente la idea de que debía cuestionar cada hecho, siempre acompañada de una lógica inherente.

Ella era una científica brillante, audaz, perseverante y tenaz, claramente la única alternativa en su vida, era explicarlo todo con la ciencia, incluso cuando pregunte la forma en que fui concebida; los detalles fueron demasiado claros y explícitos, una de las razones por las que siempre odie el sexo. La imagen de mis padres en el acto me era desagradable, mi padre por su parte, era un artista consolidado y aclamado, que derrochaba talento como el dinero de mi madre y cuando él se fue devasto profundamente el corazón de la mujer que me dio la vida, y aunque científicamente había una explicación para el dolor que experimentaba mi madre, nada le hacía recuperarse de la tristeza que embargaba sus ojos.

Al crecer me convertí en el más fuerte de los anhelos de mi madre, el talento más brillante y joven de la época, lo que ha llevado a ser reconocida a nivel mundial y aclamada por muchos científicos de mi categoría, y fue así como conocí a Elizabeth, la mujer más exuberante que he visto, inteligente, temeraria; proveniente de una de las dinastías más poderosas de Inglaterra y me atrevo a decir que de todo el mundo, cuando ella vino a mí no entendí lo que en realidad buscaba, pero sus ideas me intrigaban, su forma de describir al mundo tan caóticamente, como percibía las relaciones humanas y lo perfecto de nuestra imperfección; me hacían caer cada vez más profundo en su red.

Científicamente podría explicar de muchas formas lo que sucedió el dia que conocí a su hermano, Alexander Wolfgang, su cabello dorado y su piel tersa y blanca; sus profundos ojos color gris. La espalda más sexy del mundo y la figura del mismo Zeus, mis piernas temblaron, los bellos de mi cuerpo se erizaron y parecía que una descarga eléctrica se propagaba por mi cuerpo, su voz se coló en mis oídos llegando hasta mi cerebro creando reacciones en cadena que provocaron que mis más bajos instintos se activaran. Claro, para él no fue la misma reacción, no es que mi cabellera negra ébano y mis ojos color miel clara sean precisamente súper excitantes, pero él me sonrió, se acercó a mí y estiro su mano, al tocarnos, mi corteza cerebral comenzó a trabajar, para después alborotar mi sistema endocrino transformándose en una respuesta fisiológica vergonzosa seguida por cambios orgánicos que me llevaron a una placentera segregación de dopamina en el hipotálamo, sí, eso es el enamoramiento. Todo aquello con tan solo el leve rose de nuestras manos, su aroma y su perfume embrujaron mi nariz. Siempre fui buena fingiendo, reprimiendo mis emociones, así que él no lo supo de inmediato, una chica de diecinueve años, nerd, enamorándose de un dios griego que posiblemente ha estado con cuanta mujer ha deseado.

Heme aquí, escribiendo este pequeño diario, contando la retorcida historia en la que me enrede, quisiera poder explicar lo que él vio en mí, quisiera poder decir que fue mi pragmática forma de ver el mundo, la interrogante constante en la que vivo por mi afán de explicarlo todo, mi calidad de presa en la que me veo frente a él, una chica inexperta y virgen siendo asechada por una criatura longeva y ansiosa de enseñarme, pero tal vez lo que te gustaría saber, en cambio, es que, una vez que súper la verdad, ¿qué carajos estaba pensando en acercarme a él?, hay muchas respuestas científicas para eso, tal vez me sedujo su riqueza, el poder que poseía para poner al mundo a mis pies y satisfacer mis más bajas ambiciones científicas, su forma de intimidar a todos los que compartían una habitación con él. Pero cuando vi por primera vez sus ojos encendidos y brillantes en medio de la oscuridad, su semblante sombrío y monstruoso protegiéndome aquella noche, la sangre resbalando de sus labios, me perdí. Me dejé seducir por la curiosidad de descubrir lo que era, entendí lo que su dinastía ocultaba y la soledad en la que había vivido, sin quererlo, me sumergí en un mundo de secretos y medias verdades que perforaban el alma, entre más oscuro era el abismo, más intrigada y excitada me sentía, quería más cada vez; quería resolver el acertijo, la línea entre mitos y realidades.

El dia que él me tomo, que me hizo suya, me despojo de mi virginidad y me condujo por el camino del placer, me convertí en un cachorro fiel; tan intenso, tan violento. Como me decía mi madre, demasiada intensidad genera problemas, demasiado oxigeno extingue el fuego, demasiado amor, se convierte en obsesiones oscuras y rencores difíciles de digerir, científicamente, el cerebro entra en un estado de alerta y súper estrés, el sistema inmune se debilita, Ethan Kross, señalaba, que incluso algunas zonas de cerebro que intervienen en la generación de dolor físico se activan durante el rompimiento. Dolor, rabia, ira, un cumulo de emociones concentradas en una chica enamorada, acostumbrada a él, a su piel, a su sexo, descubriendo su más insano y sucio secreto, como una daga al corazón, y esa noche, ese preciso instante me llevo a la locura, y yo, lleve a la locura al mundo.

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